Ginebra, 25 de septiembre. El maltrato infantil es sus diferente formas -físico, psicológico, laboral, privaciones, hasta homicidios-, continúa siendo una herida abierta a nivel mundial y una realidad invisibilizada, especialmente en América Latina y el Caribe, una de las regiones más violentas del mundo y donde existe mayor desigualdad social. Así “lo confirman los datos estadísticos”, según el uruguayo Jorge Freyre, del Movimiento Mundial por la Infancia de Latinoamérica y el Caribe (MMI-LAC), representante de la región en el panel de discusión sobre esta problemática, en la 27 sesión del Consejo de Derechos Humanos.

De acuerdo a los datos más reciente de UNICEF, “más de la mitad de las niñas, niños y adolescentes de la región, son víctimas de maltrato físico, emocional, trato negligente o abuso sexual… 40 millones de menores de 15 años sufren violencia, abusos y abandono en la familia, la escuela y la comunidad”. Según la organización internacional “la violencia se da principalmente en el interior de las familias, por medio del castigo físico como forma de disciplina, el abandono, la explotación económica y el abuso sexual”. Entre tanto, en la región latinoamericana “más del 50 por ciento de los adultos, mujeres y hombres, piensan que es normal el maltrato contra los menores de edad, como forma de educar o castigar”.

Ante este preocupante contexto, Freyre explicó que el MMI-LAC después de contactar con los estados, organismos internacionales de la región y organizaciones civiles, analizaron los marcos legislativos, políticas públicas, sistema de monitoreo y prácticas llevadas a cabo por cada estado, con el fin de construir una línea base común en la región. Posteriormente, lograron realizar encuentros subregionales en los que se formularon recomendaciones adaptadas a la realidad de cada país y se hicieron declaraciones de compromisos por parte de los Estados.

Entre tanto, instancias multilaterales como MERCOSUR, SICA y CARICOM también adquirieron compromisos. La primera iniciativa surgió de la Comisión Permanente Nin@Sur del MERCOSUR, que elaboró una herramienta en su plataforma de trabajo, para que los Estados puedan seguir la hoja de ruta subregional trazada en los encuentros. Sin embargo, el experto reconoció que a pesar de estos importantes pasos, aún se está muy lejos de lograr cambios a gran escala en la región y son “los Estados como garantes los que tienen la responsabilidad de generar las condiciones para que ocurran”.    

Entre tanto, en el panel de discusión conformado por expertos de cada continente, se compartieron los problemas, avances y retos de sus regiones, concluyendo que la violencia infantil es un mal que “no diferencia cultura, religión o clase social, jamás podrá estar justificada y se puede prevenir… Toda sociedad tiene la capacidad de detener la violencia contra las niñas, niños y adolescentes, esto significa no sólo la adopción de medidas legales, sino transformar la mentalidad de las personas y de las condiciones económicas, sociales y prácticas culturales subyacentes asociadas con la violencia”.

Los cambios “sólo se pueden lograr a través de la participación y la colaboración de todos los actores… la violencia es un complejo fenómeno multidimensional que requiere una respuesta multifacética: la salud pública, la justicia penal, los servicios sociales, la educación y la implicación de todos los actores de la sociedad”. Así mismo, como prioridad se debe trabajar en “la igualdad de género y el empoderamiento, con el objetivo de eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, en los espacios públicos y privados, así como en la educación y el trabajo”.

Costa Rica, en nombre de la Comunidad de Estados América Latina y el Caribe (CELAC), señaló que “el maltrato infantil es un fenómeno alarmante y proteger a las niñas, niños y adolescentes es imperativo en materia de derechos humanos”. Coincidió con los expertos en que “la violencia se puede prevenir” y que “induce obligaciones por parte de los Estados, que deben adoptar políticas con los presupuestos para el cuidado de los niños”. También agregó que se necesitan mecanismos para luchar contra la impunidad y que los niños puedan denunciar la violencia.

Por otra parte, en el panel se valoró positivamente que las agendas internacionales, regionales y nacionales reconozcan cada vez más la importancia de la protección infantil frente a toda forma de violencia y que los Estados actúen para salvaguardar la integridad de las niñas y niños. En la actualidad, muchos países han introducido leyes que atienden a formas específicas de violencia, incluyendo el abuso sexual, la explotación y la trata. Pese a ello, “el progreso está siendo demasiado lento, desigual y fragmentado para hacer un verdadero avance… y disminuir la violencia que sufren entre 500 millones y 1.5 billones de niños al año” según UNICEF.