Por: Ana Fondo

 

Ginebra, 21 de septiembre.– En el margen de la trigésima edición del Consejo de Derechos Humanos, el presidente de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Siria, Paulo Pinheiro, mostró su empatía con los miles de ciudadanos sirios ante una guerra que “se mantiene estancada” y donde “los civiles han sido víctimas, los niños han perdido su futuro y hasta su patrimonio ha sido destruido.” Posiblemente, alegó el Presidente de la Comisión, “una desintegración y desgarramiento como precio de no haber hecho nada”.

Al presentar el Informe de la Comisión ante el Consejo de Derechos Humanos, Pinheiro insistió en la terrible situación de los civiles sirios quienes “no tienen otra opción que salir del país” para garantizar su vida. El éxodo que se vive en el país árabe ha estado motivado por los excesivos ataques indiscriminados a poblaciones civiles, tanto a manos de las fuerzas de seguridad del Estado como de grupos terroristas armados.

Después de cinco años de conflicto, esta crisis comienza a llegar a las costas europeas, mostrando “el profundo sufrimiento humano”. Antes la mayoría de los sirios viajaban a Turquía, Líbano, Jordania o Irak en busca de asilo, pero desde hace varios meses “los rostros demacrados de refugiados están presentes en las estaciones de tren europeas o detrás de alambres en la frontera, en campos de refugiados temporales”, reiteró Pinheiro durante su discurso.

Según el informe de la Comisión, existen numerosas áreas bajo el control de grupos armados donde los civiles experimentan un asalto implacable a sus derechos básicos y libertades. Cientos de mujeres y niñas han sufrido abusos atribuidos a las fuerzas del denominado Estado Islámico y el Levante, conocido como ISIL –entre otros grupos armados no estatales– y cientos de adolescentes han sido recluidos y adoctrinados. Las ejecuciones se han convertido en una rutina en las ciudades y pueblos controlados por estos grupos terroristas o, incluso, por el gobierno.

Pinheiro, a su vez, instó en la necesidad de lograr la paz en el país con una solución política, como única vía, y enfatizó en la importancia de darle soporte al plan Staffan de Mistura, enviado especial de Naciones Unidas en Siria, “preparando el camino para los compromisos necesarios que deban tomarse para asegurar la paz en Siria”.

Dicho plan consiste en un inicio de negociaciones, seguido por un cese del fuego y la formación de un gobierno de transición. Al final de este proceso, los sirios deberían elegir a un presidente y un parlamento en unos comicios libres bajo la vigilancia de la ONU.

Por su parte, el representante sirio se mostró indignado ante el informe de la Comisión de investigación, acusando al grupo de tres expertos que la integran de un posicionamiento “politizado”. En su discurso aseguró la lucha contra el terrorismo del Estado sirio y su responsabilidad constitucional de “proteger al pueblo”.

Siria afirmó, a su vez, cómo el informe plantea “acusaciones arbitrarias para hablar de ciertos crímenes” e instó a “castigar a los Estados que están siendo cómplices” atreviéndose a nombrar, incluso, a Turquía, Jordania o Arabia Saudita como causantes de miles de muertes de civiles. Tras estas afirmaciones, y como era de esperar, Siria rechazó el informe y ratificó su postura respecto de su lucha contra el terrorismo.

En la fase final de diálogo interactivo, el Presidente de la Comisión de Investigación respondió a las acusaciones de Siria desmintiendo la politización del informe con todos los datos objetivos y declaraciones recogidas en el mismo y lamentó que el Estado árabe no les haya permitido hasta ahora entrar en el país para realizar investigaciones más exhaustivas.