El Salvador asumió la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

por | 27-02-2017

El diplomático salvadoreño Joaquín Maza Martelli condujo hoy su primera sesión como presidente del Consejo de Derechos Humanos. El canciller de El Salvador, presente para la ocasión, reafirmó su compromiso con los derechos humanos.

El embajador de El Salvador en Ginebra, Joaquín Maza Martelli, asumió hoy la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La apertura de esta, la 34.ª sesión de este órgano de la ONU, es el comienzo de sus diez semanas de sesiones para el año 2017, repartidas entre marzo, junio y septiembre. Su nominación es en representación del Grupo de Países Latinoamericanos y del Caribe (GRULAC) para el que tienen mandato en 2017 ocho Estados de la región, elegidos, como todos los 47 miembros del Consejo, por el voto secreto de la Asamblea General.

La presidencia del Consejo se rota entre los diferentes grupos de países que constituyen la ONU, pero esta es la “primera ocasión (que) recae en un país centroamericano”, indicó el ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, presente en el segmento de alto nivel con el que se dio inicio a la sesión. Señaló “la confianza que han depositado en nosotros”, una “fuerza con la que estaremos trabajando para dejar huella” en el tema de los derechos humanos, “piedra angular dentro de nuestra política exterior”.

Los Estados latinoamericanos que hacen parte del Consejo de Derechos Humanos en 2017 son Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay y Venezuela.

El canciller salvadoreño también afirmó que “sin lugar a dudas el respeto de los derechos humanos es una base fundamental para construir sociedades en paz, capaces de impulsar el desarrollo social y económico de su gente, de fortalecer el Estado de derecho y las instituciones democráticas”, y propuso al Consejo “buscar, de manera conjunta con ustedes, todas las alternativas para darle la mejor respuesta” a “los muchos desafíos de la agenda internacional”.

El ministro Martínez citó al papa Francisco, quien, “unos años antes de asumir el pontificado”, sostuvo que los derechos humanos “se violan no solo por el terrorismo, la represión, los asesinatos (…), sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades”. Entonces agregó, de su propia cosecha, que tales derechos incluso se violan “cuando las personas migrantes son víctimas de actos de racismo o intolerancia muchas veces bajo la mirada permisiva o la participación de agentes del Estado”.

Martínez aprovechó la ocasión para recordar que “en este año conmemoramos el vigésimo quinto aniversario de la firma de los acuerdos de paz, que hoy en día siguen constituyendo un ejemplo exitoso que puede servir como referente para la solución de otros conflictos”. Ello habría contribuido a “fortalecer nuestro tejido social, con una vocación plenamente democrática, en cuyo centro se ubica la persona humana como su principal razón de ser”.

Actualmente en El Salvador las prioridades son “favorecer a la niñez, las mujeres, personas con discapacidad, personas adultas mayores, pueblos indígenas, campesinos, entre otras poblaciones vulnerables”, enumeró el ministro Martínez en su discurso, mientras lo escuchaba atento el flamante secretario general de la ONU, António Guterres, también presente en el recinto.

Martínez subrayó que “hemos cumplido desde el Ejecutivo –de buena voluntad y con el convencimiento de su importancia para el proceso de reconciliación nacional– diversas recomendaciones y resoluciones emitidas en el sistema interamericano de derechos humanos, con el objetivo de dignificar y reparar a las víctimas de graves violaciones durante el conflicto”, sin especificar los casos a los que se refería.

El ministro no olvidó mencionar entre los logros de El Salvador el haber promocionado ante el Consejo “la proclamación del 24 de marzo como Día Internacional por el Derecho a la Verdad acerca de las graves Violaciones de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas”, y en tal sentido rindió “homenaje a la labor del salvadoreño más universal: nuestro beato, monseñor Oscar Arnulfo Romero”.