En entrevista con Panorama, la secretaria ejecutiva de FIAN Internacional explicó la importancia de contar con un instrumento internacional que consagre los derechos de los campesinos y el rol central de la mujer en la vida rural.

 

Por: Carmen Lucía Castaño

 

Ginebra, 18 de mayo.- Estas fueron las palabras de Sofía Monsalve, secretaria general de FIAN Internacional, quien se encuentra en Ginebra para participar en la tercera sesión del grupo de trabajo que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó en 2012 para “negociar, finalizar y presentar” un proyecto de declaración sobre los derechos de los campesinos.

Hablamos con ella de la relevancia de dicha declaración, la especificidad de los derechos de las mujeres campesinas y el estado actual de las negociaciones que tienen lugar entre el 17 y el 20 de mayo en Ginebra.

¿Qué importancia tiene la aprobación de una declaración de los derechos de los campesinos?

El sistema internacional de derechos humanos no le ha dado suficiente atención a los derechos de las personas que viven en el campo. Es importante ser honestos y reconocer que los derechos, como se han desarrollado hasta ahora, tienen un sesgo urbano: todavía no tenemos un entendimiento lo suficientemente profundo de la relación entre la dignidad humana y la naturaleza.

Para cualquier campesina es evidente que sin sus semillas o sin su tierra, ella no sería quien es. Una mujer que es criadora de cabras, de vacas, de ovejas, de camellos, dependiendo del país en el que viva, no sería ella misma sin sus animales.

Para los campesinos eso es evidente. Para nosotros, que vivimos en las ciudades, no lo es.

Estamos en un mundo en el que la mercantilización de la naturaleza y los recursos está atacando muy fuertemente a las comunidades rurales con el despojo de sus tierras, sus ríos, sus lagos… Pero llegó el momento de que la comunidad internacional reconozca que estos son sus derechos. Y no solo por la dignidad de las personas que viven en el campo, sino por la supervivencia de toda la humanidad.

La destrucción del planeta nos está poniendo a todos contra la pared. Si lo vemos en esa perspectiva, no hay cómo destacar de manera suficiente el significado histórico que va a tener esta declaración.

¿Por qué es necesario incluir un artículo específico sobre los derechos de las mujeres campesinas en la declaración?

Las mujeres rurales están sometidas a múltiples formas de discriminación: además de ser discriminadas por ser campesinas, indígenas, pescadoras, pastoras o recolectoras, padecen la discriminación por causa de género. Es un fenómeno específico que debe ser abordado en el contexto de lo que implica para una mujer en el campo.

Esta declaración utiliza la doble estrategia de tener un artículo extenso que va a proteger los derechos de las mujeres rurales, al mismo tiempo que aborda la perspectiva de género en todos los otros artículos. De esta manera refuerza la importancia que tienen las mujeres como productoras de alimentos y como guardianas de la naturaleza.

La protección de los derechos de las mujeres es fundamental en la declaración y está estrechamente ligada con la visión de la soberanía alimentaria, para la que es fundamental su derecho a decidir, a participar por cuenta propia y a controlar los recursos productivos por sí misma.

El argumento de varios estados que se oponen a la declaración es que repite derechos ya consagrados en la Convención sobre los derechos de la Mujer. ¿Cuál es su respuesta?

Con respecto a los derechos de las mujeres, la declaración es un desarrollo y no una repetición de la Convención, que es un documento que existe, es vinculante y de gran trascendencia.

Justamente, el Comité que vela por la aplicación de las disposiciones de la Convención acaba de emitir una recomendación general en la que interpreta y especifica el significado del artículo 14 del instrumento, que se refiere específicamente a las mujeres rurales.

Este trabajo interpretativo recoge puntos fundamentales del proyecto de declaración de los derechos de los campesinos que nos concierne. Un ejemplo: allí aparece, por segunda o tercera vez en un documento de derechos humanos de Naciones Unidas, una referencia a la soberanía alimentaria.

Igualmente, tiene un reconocimiento claro al derecho de las mujeres a la tierra. Lo dicen así, y eso no está en la Convención, que reconoce el derecho a la propiedad, pero eso es otra cosa. También contiene el derecho a las semillas, a la protección de los saberes tradicionales…

Lo que destaco es que, aun cuando la declaración todavía está en discusión, ya empieza a tener impacto en otros órganos del sistema.

¿Cuál es su balance de las negociaciones de la declaración de los derechos de los campesinos hasta ahora?

El proceso ha sido muy atacado desde sus inicios por la Unión Europea, Estados Unidos y otros países industrializados. Para ellos, estos temas no deberían ser tratados por el Consejo de Derechos Humanos, sino por agencias más técnicas como la FAO.

Otro de sus argumentos es que los derechos humanos son universales y que una declaración de derechos campesinos terminaría otorgando algo así como privilegios a un sector, lo que rompería la lógica de la universalidad. También alegan que se trata de centrarse en implementar los estándares existentes y no en crear nuevas normas y fragmentar el sistema.

Pienso que esos argumentos todavía están sobre la mesa. Esos países los siguen empleando, pero al mismo tiempo se consolida el apoyo de otros estados de todas las regiones. Latinoamérica está muy fuerte a favor de la declaración: la presidenta del grupo de trabajo es la embajadora boliviana y ha logrado el apoyo de toda la región.

África está también a favor del proceso y sus países son conscientes de que grandes sectores de la población local son campesinos, labradores, pastores y que en ese sentido la declaración es relevante para ellos.

De igual manera, los grandes países asiáticos, como India o China, están también trabajando constructivamente en la declaración.

Ahora, esta gran mayoría de países que están a favor empieza a discutir los detalles de la declaración. Por ejemplo, algunos todavía no tienen muy claro el derecho a la soberanía alimentaria o a las semillas. Para los países islámicos resulta problemática, por razones culturales, la afirmación fuerte de género que contiene la declaración.

¿Cuáles son las perspectivas?

Estamos avanzando, pero seguimos al principio del proceso. Espero que al final de esta sesión tengamos más claridad sobre dónde están los consensos y los disensos para acercar posiciones.

La embajadora boliviana tiene ya establecido un mandato para la próxima sesión del grupo de trabajo, que será el próximo año.

Seguramente, ella va a presentar un nuevo texto basado en los comentarios que va a recibir en esta sesión, que está siendo muy importante para obtener comentarios más elaborados de los estados sobre los contenidos del proyecto.

Todavía no estamos en la fase de negociar la formulación exacta de los artículos, sino de consolidar los contenidos de la declaración y esperamos que el próximo año ya haya una discusión más específica sobre el texto.

En su opinión, ¿estamos todavía lejos de tener una declaración de los derechos de los campesinos?

Depende. Creo que fue Mao Tse-tung el que dijo, cuando le preguntaron por la influencia de la Revolución Francesa, que todavía era muy temprano para comentar… Es cuestión de perspectiva. De alguna manera, si esto sale en cinco años va a ser muy rápido: la Declaración de los derechos de los pueblos indígenas tardó treinta años.

Entonces es incierto. Pero, quizás, en cinco años… No lo sabemos en este momento.