Por: Ana Fondo

 

Ginebra, 22 de septiembre.- El presidente de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Siria, Paulo Pinheiro, presentó ayer su último informe ante el Consejo de Derechos Humanos. Las repuestas de los Estados latinoamericanos fueron unísonas frente a la necesidad de buscar soluciones para los ciudadanos sirios y la responsabilidad de la comunidad internacional, pero divergentes respecto de las conclusiones de la investigación.

Ecuador, primer Estado latinoamericano en intervenir, mostró todo su apoyo a la Comisión ante la importancia de abordar “la transferencia de armas a todos los actores de conflicto, lo cual contribuye a la escalada y a los actos de violencia generalizada”. Por otro lado, alentaron también a la comunidad internacional a “fortalecer y respetar los compromisos asumidos en materia de refugio” y ratificaron la idea de una “salida única político-diplomática”.

Por su parte, Venezuela enfatizó en la responsabilidad de Occidente en este conflicto del cual millones de personas huyen reclamando “la ayuda y solidaridad internacional”. Del mismo modo, exhortó al Consejo a no ser cómplice de este formato de “agresión imperial” instándolo ante su responsabilidad de proteger y actuar ante intervenciones armadas que violen el derecho de los pueblos a vivir en paz.

Chile, como tercer país latinoamericano en intervenir agradeció la rigurosidad del informe y se centró, sobre todo, en su “profunda preocupación y condena por el uso indiscriminado de armas”. Además le preguntó a Pinheiro sobre la pérdida de influencia externa en el país, debido al cierre de puertas del gobierno sirio hacia los actores internacionales, y cómo se podría volver a hacer presencia en la zona sin exacerbar el conflicto.

La intervención de Cuba fue dirigida principalmente a los miles de refugiados que son obligados a abandonar su país a causa de la violencia extrema. Mostró su preocupación ante las consecuencias para los más débiles y los intereses de “algunas partes involucradas en el conflicto de dar continuidad a los enfrentamientos armados”. De este modo, pidió “compromisos para que cese el trasiego de armas y dinero a los grupos insurgentes y la manipulación mediática con fines políticos”.

La diplomática en representación de Brasil criticó seriamente la actuación de la comunidad internacional que, según su intervención “no está a la altura de sus compromisos”. A su vez, citó la preocupación de Brasil por los miles de civiles forzados a abandonar el país, los cuales “merecen nuestra solidaridad completa en palabras y hechos, por eso demandamos a países de la región ofrecer ayuda a los refugiados”.

La intervención de Costa Rica fue corta y se refirió básicamente a la preocupación ante el incremento de la crisis humanitaria, con la salida masiva de refugiados a países vecinos de Siria y europeos. El país latino mostró su más honda inquietud por la circulación de armas en ese estado y por cómo su gobierno no cesa ante los abusos de los derechos humanos sobre su población civil.

El último lugar de las intervenciones de América del Sur fue la República de Paraguay que reiteró su “inmensa preocupación por la creciente crisis humanitaria y los ataques indiscriminados contra la población civil”. Además halagó el papel de su país ante la demanda de asilo de muchos sirios: “El Paraguay ha sido partidario del asilo y la recepción de personas en situación de vulnerabilidad(…) el Gobierno se encuentra abierto a recibir a solicitantes de refugio”.

La Comisión de Investigación sobre Siria fue establecida por el Consejo de Derechos Humanos en agosto de 2011 con el fin de hacer seguimiento a las presuntas violaciones al derecho internacional que tenían lugar desde entonces en la República Árabe Siria. Actualmente está conformada por el brasilero Paulo Pinheiro, la norteamericana Karen Koning AbuZayd, el tailandés Vitit Muntarbhorn y la suiza Carla del Ponte. El informe presentado ayer por la Comisión está disponible en este enlace.