Por: Carmen Lucía Castaño

 

Ginebra, 5 de marzo.- El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Ra’ad Al Hussein, manifestó hoy ante el Consejo de Derechos Humanos, durante la presentación de su informe anual, su preocupación por la manera en la que se está haciendo frente a la violencia extrema.

“La lucha contra el terror es una batalla para defender los valores de la democracia y los derechos humanos, no para socavarlos”, afirmó.

El Alto Comisionado se refirió a la organización denominada Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIL), cuyas acciones calificó como “un teatro de crueldad deliberadamente público” y se declaró horrorizado por el sufrimiento provocado por este grupo. También recordó que una vasta mayoría de sus víctimas son de confesión islámica y que una campaña para contrarrestar el efecto mediático de ISIL debe comprender el aliento a los musulmanes pacíficos y tolerantes.

Así mismo, hizo referencia al “baño de sangre” que está causando Boko Haram en Nigeria, a la multiplicidad de grupos armados que operan en Libia, a la impunidad frente a las violaciones de los derechos humanos cometidas por todos los actores armados en Yemen y a la continuidad del conflicto en Somalia.

En ese contexto, continuó el ACNUD, “para ser efectiva, toda respuesta a la extrema violencia debe ser dirigida, proporcional y legal”. De otra manera, la confrontación a las fuerzas irregulares puede convertirse en el combustible que aliente su multiplicación: “el extremismo, sin importar lo repugnante que sea, es nutrido por la ideología y por una alienación alimentada por años de tiranía, corrupción, represión, discriminación, carencia y negación de los derechos legítimos de las comunidades”, declaró.

Para ilustrar lo anterior, Zeid recordó que en Siria la represión que comenzó hace cuatro años contra manifestantes, entonces pacíficos, se convirtió en una oleada de “ataques despiadados” de las partes involucradas que, hasta hoy, ha dejado más de doscientas mil víctimas. “Los ataques terroristas no pueden destruir los valores en los que se cimientan nuestras sociedades, pero las leyes y las políticas, sí”, enfatizó el ACNUDH.

Por otra parte, Zeid recordó que el derecho a la libre expresión es un pilar de la sociedad y señaló que su principal obstáculo son las restricciones que los gobiernos imponen para su ejercicio. “Que los líderes poderosos se sientan amenazados por un tweet (…) solo habla de su debilidad”, afirmó.

De igual manera declaró su inquietud por los ataques contra personas en razón de sus creencias religiosas. Al respecto afirmó que “debería ser obvio que la islamofobia, el antisemitismo o los ataques que señalan a los cristianos (…) son manifestaciones idénticas de la misma intolerancia venenosa”.

El ACNUDH también manifestó su preocupación por la situación específica de diferentes países como Arabia Saudita, China, Egipto, Hungría, Rusia, Sudán, Tailandia, Turquía y Ucrania. A propósito de los Territorios Palestinos Ocupados, precisó que el tema será abordado en una discusión especial durante el Consejo.

Con respecto a Latinoamérica, Zeid hizo referencia a la situación generalizada de violencia en México y al desafío que supone para ese Estado la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala. El Alto Comisionado se declaró “especialmente preocupado” por la detención de líderes opositores en Venezuela y expresó, en contraste, su optimismo por el proceso de paz en Colombia.

A propósito de la reorganización de su Oficina, cuya presentación había anunciado en su discurso de apertura del Consejo, el pasado 2 de marzo, el Alto Comisionado reiteró que se trata de una optimización de recursos: “[la reorganización] nos hará más eficaces en la protección y promoción de los derechos humanos (…) y permitirá hacer ahorros que serán reinvertidos en nuestras actividades principales”. Zeid precisó que el personal de su Oficina conoce y apoya los cambios propuestos.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos finalizó su presentación afirmando que el fortalecimiento y la independencia de su Oficina son vitales para el beneficio de la población mundial. “Estoy convencido de que los derechos humanos son la única manera viable de construir sociedades seguras y armoniosas”, concluyó Zeid Ra’ad Al Hussein.