Ginebra, 8 de septiembre. En su primera alocución como Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el príncipe jordano Zeid Ra’ad Al-Hussein trazó rutas para afrontar y atenuar circunstancias mundiales que en la actualidad provocan graves y masivas violaciones de derechos humanos; los conflictos en el Medio Oriente y el Norte de Africa, los efectos negativos del denominado desarrollo, modelo hasta ahora carente de enfoque de derechos humanos, así como el fenómeno de la migración mundial, definen, según el nuevo Alto funcionario, las grandes prioridades y los retos a escala mundial.

Según Al-Hussein, tres pasos son prioritarios para la comunidad internacional frente a los conflictos latentes: frenar las crisis en Irak y Siria y sobretodo proteger a grupos étnicos y religiosos, niños y niñas en riesgo de reclutamiento forzado y violencia sexual, así como a mujeres que han sido objeto de severas restricciones; asegurar el establecimiento de responsabilidades sobre las graves violaciones de derechos humanos y otros crímenes internacionales; y “dar un paso atrás” y reflexionar las razones por las que estos conflictos han emergido con tal intensidad.  

Además de referirse a Irak y a Siria, el nuevo referente mundial en derechos humanos señaló la urgente necesidad de poner fin a la discriminación y la impunidad en conflictos como el de Israel y Palestina, Libia, Ucrania, la República Centroafricana, Sudán del Sur, Corea del Norte y Sri Lanka; reconoció los esfuerzos emprendidos por el Consejo de Derechos Humanos por el establecimiento de varias Comisiones de Investigación y misiones especiales con mandato para establecer los hechos sobre las violaciones de derechos humanos en varios de estos países.

El segundo eje de su discurso inicial como nuevo Alto Comisionado fue el vínculo entre desarrollo y derechos humanos. Al-Hussein se refirió a la ausencia de un enfoque de derechos humanos en los ya caducados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) e insistió en la necesidad de que las nuevas Metas de Desarrollo Sustentable (MDS), que serán negociadas en el curso de los próximos doce meses, tienen el potencial de transformar la noción de desarrollo.

“La discriminación y las inequidades de todo tipo impiden a las personas alcanzar su potencial pleno y las nuevas metas deben buscar sobrepasarlas… estas metas sólo harán la diferencia si su progreso puede monitorearse de manera efectiva… un esfuerzo importante deberá hacerse por construir un marco de responsabilidad, con indicadores que puedan medir las acciones y omisiones de las empresas privadas y las autoridades públicas”, señaló Al-Hussein.

También fue motivo de particular preocupación la situación de los migrantes en todo el mundo. “Desde el mar Mediterráneo, el Océano índico o los desiertos de Estados Unidos continuamos viendo incontables muertes de migrantes en el curso de sus viajes, formas brutales de tráfico de personas y detenciones prolongadas en condiciones deplorables”.

El experto hizo énfasis en la detención de más de 50 mil niños y niñas que han llegado a Estados Unidos desde octubre de 2013 sin acompañamiento. “Ellos han huido de la violencia y las carencias en países como El Salvador, Guatemala y Honduras… mientras las causas subyacentes incluyen la pobreza y la inequidad, la causa más inmediata es el temor a la violencia de pandillas que ha afectado específicamente a la niñez, como potenciales miembros de dichas estructuras”.

Para Al-Hussein, las causas estructurales en los países de origen y destino deben afrontarse de manera concertada, a nivel regional. “Los abusos que sufren estos niños en tránsito, que incluyen ejecuciones, secuestros, desapariciones, extorsiones, violencia sexual y detención, son chocantes y deben atenderse… la impunidad que gozan quienes se benefician de la trata de estos niños es inaceptable”, concluyó.

Por último, recordó que el mandato de la Oficina del Alto Comisionado consiste en asegurar que las normas universales de derechos humanos sean respetadas, sin hacer distinción entre países y colocando en igualdad de importancia a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

Para el funcionario, estas normas se han desarrollado por el trabajo persistente de mecanismos de expertos independientes. “Tal como mis antecesores, daré la mayor importancia a las conclusiones de todos los mecanismos de derechos humanos” dijo al referirse al trabajo que realizan los comités que velan por el cumplimiento de las convenciones internacionales en la materia, los relatores especiales y grupos de trabajo, así como al Examen Periódico Universal (EPU).

Al-Hussein remplazó a Navy Pillay, quien dejó el cargo de Alta Comisionada en agosto pasado tras seis años de labor al frente de la Oficina especializada de la ONU. Fue electo para el cargo por la Asamblea General en junio de 2014, nominado por el Secretario general Ban Ki-Moon. Es el séptimo titular de dicho cargo, el primer asiático, el primer musulmán y el primer árabe en tal posición.