El modelo agroindustrial de la soja en Argentina socava la seguridad alimentaria: experta de la ONU

por | 28-02-2019

La relatora especial sobre el derecho a la alimentación señaló ante el Consejo de Derechos Humanos los impactos negativos de la producción industrial de soja en Argentina.

La experta de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver, destacó hoy en Ginebra que la agroindustria intensiva de la soja en Argentina es una de las causas de la crisis económica que atraviesa el país desde hace un año, y que ha perjudicado la disponibilidad de alimentos saludables.

“El modelo actual de la agricultura industrial, que promueve la soja y otros cultivos comerciales para la exportación por sobre un sector agrícola diversificado, ha socavado la seguridad alimentaria de la población”, se destaca en su informe presentado hoy ante el Consejo de Derechos Humanos, que sesiona actualmente por cuadragésima vez.

El documento de 19 páginas presenta los hallazgos recogidos por la experta durante su visita al país en septiembre de 2018.

El gran beneficio para unos pocos 

La expansión de un modelo basado en el monocultivo a gran escala durante los últimos 30 años ha convertido a Argentina en uno de los primeros exportadores de soja en el mundo. El informe resalta que el 60 % de todas las tierras cultivadas (19 000 000 de hectáreas) están destinadas a su producción, pero solo el 2 % se destina al consumo local.

De acuerdo con Elver, solo un pequeño porcentaje de la población se beneficia de esta poderosa agroindustria debido a la alta concentración de la tierra. En 2010, según cifras citadas en el informe, el 2.6 % de los productores agrícolas controlaban la mitad de toda la producción.

La relatora cuestiona en el informe la política del Gobierno que “en un esfuerzo por abordar la incertidumbre económica, la vulnerabilidad ante una inflación elevada y la deuda federal, (…) se ha concentrado en fomentar la inversión extranjera y las exportaciones agrícolas”.

Promover la agricultura familiar

Por otro lado, Elver resalta que “hay una falta de apoyo a los pequeños productores y una falta de incentivos financieros para diversificar la economía agrícola”.

En esta línea, la experta instó en sus declaraciones al Estado a promover la agricultura familiar, la cual, según el informe, constituye el 20 % del producto interno bruto. Esto incluye actividades como la agricultura, ganadería, pesca, cosecha tradicional, artesanías y turismo rural.

De acuerdo con la experta, esta actividad, practicada por el 80 % de los productores argentinos, es esencial para proteger la subsistencia de la población.

Los que sufren las consecuencias

Elver recalcó en su informe que los primeros afectados por las consecuencias negativas de este modelo agroeconómico son los campesinos sin tierra, los trabajadores agrícolas, los migrantes y los indígenas. Adicionalmente, señaló que las grandes explotaciones de monocultivos implican a menudo malas condiciones de trabajo, desplazamientos forzados de comunidades enteras, trabajo infantil y tráfico de personas.

Así mismo, indicó que la contaminación de aguas y suelos también producen consecuencias desastrosas para la salud de las personas expuestas directa o indirectamente a través del consumo diario de alimentos con rastros de plaguicidas como el glifosato.

Argentina dice estar comprometida con las recomendaciones

Después de la presentación del reporte, la delegación argentina tomó la palabra y aseguró valorar las recomendaciones formuladas por la relatora especial y “estar abordando las cuestiones que se han desarrollado en el informe y encarando los desafíos que se presentan”.

Argentina recibirá próximamente a otro experto de la ONU: se trata del relator especial sobre el derecho a la privacidad, Joe Cannataci, quien hará una visita oficial al país del 6 al 17 de mayo.