Por: Mélanie Belfiore
Ginebra, 15 de octubre.– En estos últimos meses ocurrieron tres eventos que han permitido sacar de nuevo a la luz el estancamiento del proceso de autodeterminación del Sáhara Occidental y del pueblo saharaui, que lucha por romper todo vínculo con Marruecos, país que reclama ese territorio en el cual está presente y mantiene zonas de ocupación.
Primero, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) informó haber efectuado una visita en los territorios ocupados en fecha reciente; segundo, la Unión Africana –organización internacional compuesta por 54 Estados–, condenó la explotación ilegal de los recursos naturales del Sáhara Occidental; y tercero, el Frente Polisaro, que lucha por la independencia del pueblo saharaui, ha sido el primero grupo armado no estatal en adherirse a las Convenciones de Ginebra.
El estancamiento
Última colonia de África, el Sáhara Occidental estuvo bajo ocupación española hasta 1975, año en el que el país ibérico decidió retirarse de la zona sin cumplir con su obligación de descolonización. Al contrario, España cedió su colonia en un acuerdo tripartito: dos tercio del territorio a Marruecos y el tercio restante a Mauritana.
Rápidamente estalló una guerra independentista encabezada por el Frente Polisario, que consiguió que Mauritania se retirara de las tierras ocupadas. Por su parte, Marruecos mantuvo una ocupación violenta y masiva en el Sáhara Occidental que alargó el conflicto armado durante casi 20 años, como relató a Panorama Maima Mahamud, una representante de dicho frente.
En 1991, el Consejo de Seguridad de la ONU declaró el alto al fuego de esta guerra independentista e implantó la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), encargada de implementar el voto de autodeterminación del pueblo saharaui, originario de la región.
Tras 24 años de desacuerdo sobre las modalidades del referéndum, este último aún no ha podido llevarse a cabo, lo que limita la acción de la Minurso a un rol de mantenimiento de paz. Según Maima Mahamud, la falta de voluntad política es la responsable del estancamiento del referéndum.
Desde 1963, el Sáhara Occidental es oficialmente reconocido como “territorio no autónomo” por las Naciones Unidas, aunque más de 80 Estados reconozcan la existencia de la República Árabe Saharaui Democrática. Por su parte, Marruecos reivindica este territorio, razón por la cual quiere que el proceso de autodeterminación del pueblo saharaui proponga la autonomía de los territorios dentro de su reinado.
El Frente Polisario y diferentes organizaciones no gubernamentales, como la Asociación Americana de Juristas (AAJ), denuncian el comportamiento de Marruecos, el cual califican como una maniobra diplomática, que acaba estancando el referéndum de autodeterminación. Según confió a Panorama Gianfranco Fattorini, representante de la AAJ en Ginebra, en el momento de la creación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el Sáhara Occidental formaba parte de uno de los puntos del orden del día pero este fue finalmente retirado, lo cual dejó en la sombra la situación de estos territorios.
Esta inestabilidad política no permite una efectiva protección de los derechos humanos, cuya situación es preocupante en el Sáhara Occidental, como lo relató en un informe la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos tras su visita en 2006. Según fuentes que consultamos, el informe nunca fue publicado de manera oficial por la ONU por presiones diplomáticas, pero el mismo está disponible en internet.
Además, diferentes expertos independientes de las Naciones Unidas también denunciaron las violaciones de derechos humanos en la región, como el Comité contra la Tortura en 2013 o el Grupo de trabajo de detención arbitraria en 2014.
Es más, los campos de refugiados saharauis de la provincia de Tinduf, situada en Argelia, son unos de los más antiguos del mundo, dependen totalmente de la ayuda internacional y se encuentran en unas condiciones “infrahumanas”, según nos lo contó la representante del Frente Polisario que entrevistamos.
En sus informes de 2013 y 2014, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, hizo un llamamiento al Consejo de Seguridad para que la Minurso tenga la posibilidad de velar por los derechos humanos, como todas las otras misiones de este tipo y como lo piden las organizaciones, como la AAJ. No obstante, el veto de Francia, por la relación que sostiene con Marruecos, no permite ampliar el mandato de la Minurso, como lo afirmó Gianfranco Fattorini.
Al final, se encontró una alternativa menos ambiciosa: una visita de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos con el fin de vigilar la situación en la materia.
El Sáhara Occidental vuelve al primer plan
En septiembre de 2015, el Alto Comisionado Zeid Ra’ad Al Hussein, comunicó en su discurso de apertura del Consejo de Derechos Humanos haber efectuado una visita técnica a Marruecos, el Sáhara Occidental y los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Tal como lo informó, esta visita tuvo como objetivo “explorar las formas de cooperación para garantizar una protección efectiva de los derechos humanos para todos.”
Además, insistió en la necesidad de respetar “los derechos de la población saharaui que sigue siendo esencial para el logro de una resolución de este conflicto de larga duración”. Según Gianfranco Fattorini esta visita inaugura un nuevo posicionamiento de la Oficina del Alto Comisionado, que retoma frente a la temática de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
La visita de OACNUDH tuvo lugar en abril y agosto de este año, pero de momento, ningún informe ha salido al respecto de esta inspección, como lo confirmaron nuestros dos entrevistados Maima Mahamud y Gianfranco Fattorini. Para que estas visitas repercutan en la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, tendría que conllevar un seguimiento, afirmó el representante de la AAJ. Sin embargo, se desconoce si la Oficina ha identificado mecanismos concretos para ello.
Adicionalmente, el 23 de septiembre, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, tras su 347ª reunión, hizo un llamamiento a las Naciones Unidas para que encuentre una “respuesta eficaz a los problemas de respeto de los derechos humanos y la explotación ilegal de los recursos naturales del territorio, teniendo en cuenta el aviso legal de la Comisión de la Unión Africana sobre la explotación ilegal de los recursos minerales”.
La Unión Africana ya había mostrado su preocupación al respecto en un informe sobre el Sáhara Occidental publicado en marzo de este mismo año en el que recordó que “era conveniente llamar a todas las partes interesadas para que reconozcan el principio de la primacía de los intereses de los habitantes de estos territorios».
Por último, la causa saharaui ha tomado una nueva dimensión debido a la adhesión del Frente Polisario a las Convenciones de Ginebra en junio pasado, instrumentos que regulan todo lo concerniente al Derecho Internacional Humanitario. Por una parte, es la primera vez que un grupo armado ha podido ratificar estas Convenciones. Por otra, al ser admitido, goza de legitimación en el derecho humanitario y se reconoce oficialmente como movimiento de liberación nacional y como un pueblo distintivo.
Un largo proceso
Según los independentistas del Frente Polisario, así como las organizaciones no gubernamentales como la AAJ, el trabajo de visibilizar y denunciar la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental es importante para dar pasos adelante; según explican, esa es la razón de su labor en el ámbito de las Naciones Unidas.
Aun así, las negociaciones llevadas a cabo a lo largo de estos 24 años no han sido suficientes para la finalización del referéndum. Queda todavía mucho trabajo por delante en la escena internacional para poner fin a la situación de ocupación que persiste, llevar a cabo el proceso de autodeterminación en el Sáhara Occidental y terminar con la última colonia en territorio africano.
Trackbacks/Pingbacks