“Hacer justicia para Berta es hacer justicia para el mundo”: Laura Zúñiga Cáceres

por | 18-11-2016

La hija de la líder indígena Berta Cáceres participó en Ginebra en el Foro de la ONU sobre empresas y derechos humanos. Así habló de la situación de los defensores en Honduras, la investigación del asesinato de su madre y las expectativas de su visita a la ONU.

“Cada vez que un defensor o defensora es asesinado muere una parte de nosotras, muere una parte de la humanidad”. Estas fueron las palabras de Laura Zúñiga Cáceres, la hija de la líder indígena hondureña, Berta Cáceres, cuyo asesinato, el pasado mes de marzo, alarmó a la comunidad internacional.

Militante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), del que Cáceres fue coordinadora general hasta el día de su muerte, la joven defensora de los derechos humanos estuvo en Ginebra la semana pasada y se dirigió a los Estados miembros de las Naciones Unidas en el marco del Quinto Foro sobre empresas y derechos humanos.

En declaraciones a Panorama, Laura Zúñiga precisó que acudió al encuentro por invitación del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein. “Este es un caso emblemático: tenemos una historia de violación sistemática de derechos humanos y hablo como hija, pero también como COPINH”, dijo la activista y denunció que, incluso después del asesinato de su madre, su organización vive una “intensificación de la persecución y la violencia del Estado y las empresas”.

Durante su intervención ante el Foro de la ONU, la defensora de derechos humanos denunció que, entre 2013 y 2016, Berta Cáceres recibió 33 amenazas “la mayoría relacionada con el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, ejecutado por la empresa Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA), financiado por el Banco de Desarrollo Holandés (FMO), por el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FinnFund) y por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE)”.

“El 2 de marzo de este año, Berta Cáceres, mi madre, fue asesinada por su lucha en defensa del territorio de los pueblos indígenas y de la madre tierra. Este asesinato político nos mostró que los intereses económicos de las empresas siguen estando por encima de nuestras vidas”, continuó.

“A Berta Cáceres el Estado hondureño no sólo no la protegió, sino que además la criminalizó y permitió que la empresa DESA siga funcionando. Los bancos financiadores del proyecto, a pesar de haber sido avisados sobre las amenazas, lo continuaron financiando. Tuvimos que sufrir el asesinato de Berta, de mi madre, para que el FMO y el FinnFund apenas suspendan provisionalmente el financiamiento del proyecto”, dijo Zúñiga antes de preguntar a la audiencia: “¿Qué hubiera pasado si el asesinato de mi mami no hubiera sido un escándalo mundial? ¿Seguirían financiándolo?”

Zúñiga indicó a Panorama que la labor del COPINH consiste en hacer frente a las empresas mineras que llegan a asentarse en territorios indígenas, construir identidad a partir de las cosmovisiones de su pueblo para contrarrestar el racismo de la sociedad hondureña y fortalecer el espacio de participación de las mujeres.

“En ese trabajo, uno se va enfrentando con grupos y sectores a los que no les conviene que estos procesos sucedan, entre ellos el propio Estado, que se ha encontrado en el COPINH a una organización que no está dispuesta a negociar los derechos. Es una situación de violencia y estigmatización por parte del Estado que, claramente, se puso de un lado: el de los intereses de las empresas”, explicó.

Con respecto a la investigación del asesinato de Berta Cáceres, Zúñiga indicó que su familia ha sido marginada del proceso: “Legalmente, como hijos, somos víctimas, por lo que tenemos derecho a participar activamente en la investigación. Pero no sabemos cómo va. Lo que sí podemos decir es que esa exclusión muestra una falta de voluntad política de buscar justicia”.

Por eso decidieron crear un Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE) “agenciado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que permita hacer la investigación que Honduras negó”.

Sobre su intervención en Ginebra, Zúñiga dijo que espera lograr respaldo para los defensores que necesitan protección y crear redes de apoyo con otras personas que se encuentran en la misma situación: “Es lindo ir creando, discutiendo, debatiendo qué es lo que vamos a hacer, qué pensamos, entre todos ir alimentándonos para ver cómo usamos de la mejor manera las herramientas internacionales”.

Es inusual que tras las intervenciones en la ONU haya reacciones como aplausos o arengas. Sin embargo, luego de que Laura Zúñiga terminó de hablar en la sala en la que sesiona el Consejo de Derechos Humanos, quienes estaban en el recinto aplaudieron y se escucharon gritos de “¡Berta vive!”. Ella, desde la mesa principal, respondió sin timidez “la lucha sigue”.