La paz en Colombia es un tema de derechos humanos y un acto político no partidista
Organizaciones de derechos humanos, asociaciones, colombianos que viven en el exterior, artistas y asilados políticos le dicen sí a la paz en Colombia e invitan a apoyar el plebiscito que será convocado por el Gobierno colombiano.
La Red Internacional de Derechos Humanos (RIDH), Juan García Herreros, artista nominado al Grammy Latino y ganador del Premio Global de la Música, la plataforma EsDePolitólogos y la asociación Lectures Partagées inician la campaña que, con una estrategia de comunicación en las redes sociales, está invitando a votar masivamente por el sí a la paz en Colombia.
¿Por qué? La sociedad colombiana se apresta a ratificar o rechazar los acuerdos de paz que el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han negociado en La Habana para poner fin al conflicto armado, considerado como la causa principal de las numerosas violaciones de los derechos humanos cometidas en el país.
La campaña Sí Paz Colombia invita a publicar y compartir información, artículos, historias, videos, fotografías y eventos que muestren ejemplos de cómo es posible superar el discurso de la guerra y el odio, así como los testimonios de colombianos y personas de diferentes nacionalidades que construyen y desarrollan historias de paz, en ocasiones de manera discreta y silenciosa, sin protagonismo político o partidista.
Desde hace 20 años Colombia es objeto de la vigilancia y supervisión del sistema internacional de derechos humanos de la ONU. Como consecuencia del conflicto armado, fue este el país en el cual se estableció por primera vez una oficina regional del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La oficina llegó a Colombia después de largas negociaciones, impulsadas por las organizaciones colombianas, que concluyeron con la declaración pronunciada el 23 de abril de 1996 por el presidente del 52.° período de sesiones de la extinta Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En su intervención, el diplomático brasilero Gilberto Saboia pidió al Alto Comisionado proceder a la apertura de una oficina y definió un mandato para su operación en el territorio colombiano.
El acuerdo entre las Naciones Unidas y el Estado colombiano se llevó a cabo desde aquella época bajo el principio de que la oficina ofrecía “significativas posibilidades para la promoción y protección de la vida, la integridad, la libertad y los demás derechos fundamentales de las personas en el contexto de violencia y conflicto armado interno que padece Colombia”.
La obtención de la paz ha sido por lo tanto considerada por la sociedad colombiana, activa en la defensa y promoción de los derechos humanos, y, desde luego, por los órganos de las Naciones Unidas, como un elemento fundamental para el goce de los derechos humanos en nuestro país.
La promoción, aplicación y respeto de las normas que regulan la guerra y los conflictos armados, los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales, hacen parte integrante del mandato de la oficina y del Comité Internacional de la Cruz Roja, presentes en el país.
Lejos de los debates políticos partidistas, de la polarización imperante y de la posición de personalidades políticas que consideran el plebiscito como una oportunidad electoral, este grupo de organizaciones y de colombianos de diferentes orígenes ven la oportunidad de la paz desde una óptica de derechos humanos y de convivencia pacífica.
Además, piensan que la obtención de la paz debe ser abordada teniendo en el centro los derechos de las personas y las historias de aquellos que con su ejemplo hacen un aporte concreto a la sociedad.
Decir sí a la paz es un acto político que busca la aplicación de los principios contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en las normas constitucionales que consagran los derechos de los colombianos.