Por: Edgar García

 

Ginebra, 22 de junio.- El Relator Especial sobre extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston, quien visitó al Estado chileno entre el 16 al 24 de marzo 2015, quedó preocupado por la “persistencia de la pobreza y de la pobreza extrema”, así como por los “altos niveles de desigualdad” a pesar de que Chile sea un modelo en términos de “su crecimiento económico, el rejuvenecimiento y la consolidación de su democracia, y los esfuerzos concertados en relación con los derechos humanos”.

Fueron sus declaraciones hoy ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU durante su presentación del informe anual sobre la situación de la pobreza extrema y los derechos humanos. El informe de la visita del Relator a Chile está en proceso de elaboración.

Sin embargo, frente al Consejo, el Relator destacó el hecho que Chile es “consciente” de que las desigualdades no son “ni sostenibles, ni aceptables en una sociedad que está orgullosa de su compromiso fuerte y profundo al respetar derechos humanos para todos sus pueblos”.

A su vez, la delegación chilena estimó que “el aumento de la brecha entre ricos y pobres” es un “fallo colectivo de la comunidad internacional”. Así, es “una obligación de todos reducir estas brechas para impulsar a millones de personas a salir de la pobreza y la exclusión”

En términos más generales, Philip Alston, alarmó que si bien las desigualdades han sido denunciadas por la “mayor parte de las principales organizaciones internacionales de política económica, los derechos humanos hasta ahora no han tenido casi ningún lugar en este debate”. Según Alston, la preocupación no “es únicamente con la desigualdad de ingreso, pero con una gama de desigualdades extremas en relación con la riqueza, el acceso a la educación, la asistencia médica y el alojamiento”.

El Relator afirmó que esos “derechos fundamentales” deben ser considerados como derechos humanos y tratados con seriedad a nivel nacional e internacional. Además, instó al Consejo a hacer más que “solamente adoptar bonitas palabras” ya que “durante más de 25 años, los expertos independientes han estado sometiendo informes que advierten de las consecuencias de desigualdad, pero nada ha sido hecho en respuesta”.

También llamó al Consejo de los Derechos Humanos a “reconocer explícitamente que hay límites a los niveles de desigualdad que se pueden considerar compatibles con el respeto a los derechos humanos. De igual formar pidió a los Estados “fomentar compromisos formales para reducir la desigualdad extrema” e implementar “políticas fiscales que tengan el objetivo de reducir las desigualdades”.