Por: Gabriela Sotomayor
Ginebra 16 Marzo.- La activista cubana Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá, cuya muerte no ha sido del todo esclarecida, en un pronunciamiento realizado en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU pidió al presidente estadounidense Barak Obama interceder para que se lleven a cabo elecciones libres en Cuba. Esta petición trató de ser bloqueada por el gobierno de La Habana en un intento de sabotear su discurso.
«Pido al Consejo de Derechos Humanos y al presidente de los Estados Unidos, que será bienvenido en mi país la próxima semana, que apoyen el derecho de los cubanos a decidir. A decidir el sistema en el que quieren vivir a través de un plebiscito vinculante como expresión de un principio universal: la libertad de elegir».
«Hace más de 57 años que el pueblo cubano no elige libremente. ¿Quién puede hoy negarle el derecho a decidir a los cubanos?», dijo Payá, cuya intervención se alargó por continuas interrupciones de Cuba alegando puntos de orden y artículos de procedimiento del Consejo, con el objetivo de que Payá no continuara con su discurso.
La moción del gobierno de la Habana fue apoyada por Rusia, China, Venezuela, Pakistán, Bolivia e incluso por Corea del Norte. En tanto que la intervención de Payá fue defendida por Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Alemania y Canadá, los cuales subrayaron la importancia de que la sociedad civil participe en una atmósfera de libertad en el máximo foro de la ONU responsable de la defensa de los derechos humanos en el mundo.
Al hablar sobre este intento de silenciar su discurso, el cual no pudo terminar, Payá dijo a PANORAMA que «realmente ya estaba casi al final de mi discurso, pero habría usado el tiempo que me quedaba para remarcar que la burda censura que yo estaba sufriendo en ese Consejo de parte de los comisarios del régimen y sus cómplices es un pálido reflejo de lo que vivimos los cubanos todos los días en la isla».
«A la comunidad internacional [pido] que por favor no nos dejen solos de nuevo», llamó.
Con respecto a las expectativas de la juventud cubana con la visita de Obama, comentó que todo dependerá de la actitud que asuma el presidente una vez en la Isla.
«Si el presidente está dispuesto a hablarle al pueblo cubano y a apoyarlo públicamente en su derecho a participar y a decidir su futuro y a tener todos los derechos, entonces será una visita histórica. Otra actitud después de 57 años de totalitarismo sería percibida como de respaldo al régimen. Sería un show mediático más de los que se han hecho frecuentes en la isla en el último año», argumentó.
Payá ha recibido varias amenazas de muerte, especialmente por denunciar que el gobierno fue el responsable del asesinato de su padre y por ser una franca opositora. Con respecto a ello, dijo que teme «por la seguridad de todos los defensores de los derechos humanos cubanos, de los que trabajamos en la campaña Cuba Decide por la realización del plebiscito y también por la seguridad de mi familia y la mía propia después de tantas amenazas y acoso también en las redes sociales».
La joven cubana sigue los pasos de su padre, Oswaldo Payá, laureado con el Premio Sájarov y nominado en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz. El defensor fue el responsable del Proyecto Varela, una iniciativa que a través de la recolección de firmas, y en cumplimiento con los requisitos de la propia Constitución de Cuba, proponía un referendo en el que los ciudadanos cubanos decidirían sobre las reformas legales que permitirían el respeto efectivo de sus derechos fundamentales.
Durante su intervención ante el Consejo, Payá acusó al Estado cubano de la muerte de su padre y de Harold Cepero, subrayando que «hoy soy una hija huérfana por causas de la represión del gobierno cubano que castiga las propuestas del pensamiento plural».
El gobierno de Cuba sostiene que la muerte de Oswaldo Payá fue accidental. El 22 de julio de 2012, el hombre se dirigía de La Habana a Santiago de Cuba acompañado por Harold Cepero (cubano), Ángel Carromero (español) y Jens Aron Modig (sueco). Según la versión oficial, Carromero perdió el control del vehículo, se impactó contra un árbol y como resultado del golpe murieron Payá y Cepero. Otras investigaciones sostienen que el choque fue provocado de manera deliberada.
Esta no es la primera vez que el gobierno de Castro intenta frenar declaraciones en su contra en el seno del Consejo de Derechos Humanos. Países como China, Rusia y Venezuela, también suelen recurrir a esta estrategia que da lugar a que unos países ataquen y otros defiendan, lo que es un claro reflejo de la polarización que se ha adueñado del foro de la ONU que aboga por la promoción de los derechos humanos.
Finalmente, Rosa María Payá logró pronunciar: «Los delegados de la tiranía cubana podrán callarme a mí, pero no pueden callar la verdad», frase que apenas pudo terminar seguida de la inmediata moción de Cuba para volver a interrumpirla alegando «haber escuchado al orador referirse en un lenguaje irrespetuoso al gobierno cubano», en tanto que el representante de Venezuela pidió «que se le retire la palabra».